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Nos comunicamos constantemente.
Responder y valorar el trabajo de nuestros hijos o de nuestros estudiantes es una de las formas más sencillas para apoyar su crecimiento.
Sin embargo, ¿cómo conversar con ellos siendo cálidos pero eficaces? ¿qué tipo de conversaciones les ayudan a crecer y a ser más autónomos para aprender a aprender? ¿Cómo es la conversación de un buen amigo que te ayuda a seguir creciendo?
Empieza por ellos
Escucha lo que tengan que aportar.
Si eres tú quien quiere valorar su trabajo, empieza preguntándoles a ellos:
- ¿Cuál es tu valoración?
- ¿Hay algo que podrías mejorar?
- ¿Cómo fue el proceso?
- ¿Qué estrategias de pensamiento usaste?
- ¿Cómo te ayudaron?
Los aprendices somos conscientes tanto de nuestro potencial, como de nuestras necesidades. Deja que ellos marquen el camino. Parte de su análisis. Es una forma amable para empezar. Valora su propia reflexión.
Ten en cuenta los objetivos
Las actividades y evidencias de aprendizaje no ocurren en el vacío, responden a una estrategia de pensamiento.
Comparte los objetivos de la tarea y valora a partir de su propósito.
Las estrategias cognitivas se identifican con etiquetas lingüísticas y visuales, el lenguaje viste las formas del pensamiento y guía el proceso para aprender a aprender. Recurre a ellos, tómalos como referente.
No lances respuestas rápidas con soluciones, pregunta hasta que sea el aprendiz quien valore su propio trabajo, descubra su potencial y detecta en qué necesita mejorar.
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Pregunta y parafrasea
No des respuestas, acompaña en el camino para despertar la valoración. El feedback se acepta y gana credibilidad cuando se construye de forma compartida.
No lances respuestas rápidas con soluciones, pregunta hasta que sea el aprendiz quien valore su propio trabajo, descubra su potencial y detecta en qué necesita mejorar.
Encuadra los errores
La arruga es bella y el error también.
Quien tropieza avanza el doble. El único error posible es no aprender de los propios errores.
8 Consejos para conversar con tus estudiantes de manera constructiva
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Nunca negativo, siempre positivo
Informa sobre el modo correcto y no sobre el incorrecto.
Marca el camino a seguir y evita centrarte en todo lo que se ha hecho mal para guiar la conversación acerca de cómo crecer y mejorar los resultados.
Recuerda: el feedback se centra en las estrategias para mejorar, los productos son siempre bocetos hasta que lleguemos al resultado final.
No descalifiques los bocetos, céntrate en las estrategias y construye la obra maestra de borrador en borrador. Describe más lo qué hacer y menos lo qué no hacer.
Sé concreto
Las buenas contribuciones informan y no enjuician. “Esto es una chapuza” o “Esto es lo mejor que he visto en mi vida” son dos valoraciones que aunque parecen discordantes, comparten la ausencia de guía y sentido.
Señala con detalle a lo que te refieres y acompaña la conversación hasta lograr la concreción necesaria.
Si tomas la palabra, hazlo en primera persona, señalando lo logrado, marcando puntos concretos y abriendo caminos con estrategias.
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Enfoca
Una conversación no puede tocar demasiados puntos donde seguir trabajando.
Piensa que es necesario encontrar momentos de feedback frecuentes que nos permitan poner el foco en distintos aspectos con cada nuevo encuentro.
Al conversar iniciamos un camino de crecimiento que no puede recorrerse en un solo día. Sé tan concreto con las estrategias como con los propósitos de cada valoración.
Un espacio de confianza
No dejes de lado lo más importante, nuestras palabras construyen un edificio invisible de confianza y respeto.
Valorar tareas significa poner el foco en las estrategias de mejora, con las expectativas altas siempre, siendo concretos y eficaces con el proceso, pero cálidos y afectivos con las capacidades y las personas.